Huevos
escalfados

Si te gusta mojar el pan en la yema, pero prefieres evitar las calorías del huevo frito, los huevos escalfados son la receta indicada para ti.

Procedimiento:

1.- El agua en que escalfemos el huevo tiene que llevar cierta cantidad de vinagre, que ayuda a coagular la clara del huevo rápidamente y evita que se desparrame por la cacerola. La proporción correcta es 10% de vinagre por 100% de agua. No conviene añadir sal al agua, algo que reservamos para el emplatado final.

2.- Ponemos el agua a hervir junto con el vinagre y, cuando alcance el punto de ebullición, retiramos la cacerola del fuego. Rompemos un huevo en un cuenco o taza y lo introducimos en el agua caliente, permitiendo que ésta entre en el recipiente lentamente. Entonces deslizamos el huevo dentro del agua y retiramos el cuenco o taza.

3.- Tapamos la cacerola y dejamos que el huevo se cueza o escalfe durante 3 minutos. Transcurrido este tiempo la clara ya habrá cuajado y la yema estará líquida. Es muy importante usar huevos frescos porque la clara de estos es más compacta y se mantiene unida.

4.- Retiramos el huevo escalfado con ayuda de una espumadera y lo refrescamos inmediatamente para cortar la cocción. Si no lo vamos a consumir en el momento lo retocamos para retirar las barbas de clara que hayan podido quedar y lo sumergimos con una espumadera en agua fría con hielo durante unos segundos. Esto evita que se siga cocinando por el calor residual y que la yema se cuaje. Cuando lo vayamos a servir, lo calentaremos con alguna salsa caliente por encima.